Ella relata sus recuerdos, desde el lente que podía hacerlo porque fue suyo: Su lugar de niña y adolescente clasemediera, desde donde describe el conflicto, con todo su horror, y reflexiona sobre este. Tras tirar la cortina de humo que sus padres se esforzaron por poner delante de sus ojos para que nunca viera la realidad que estaba tras las ventanas de su casa que "se convirtío en una fortaleza", Natalia decide investigar sobre aquellos años de miedo, donde hasta su Dios, que es uno reservado, con temblor en las piernas, se volvió cobarde. Es a través de consultas a los archivos de la UCA, donde encuentra periódicos de la época, que desenvuelve secretos directamente relacionados con la desaparición de su primo Edgardo, y desentraña la verdad del conflicto que tantas noches le ha robado el sueño, y que la persigue conviritendose en una pesadilla aun cuando ella está despierta, afectando incluso su vida familiar.
En la novela, que me parece muy bien documentada y, por demás, bien lograda, se alternan entrevistas de Natalia a conocidos suyos, conferencias, fragmentos de periódicos, rótulos, gente anónima que cuenta su historia, la que nunca pudieron sacar del pecho por temor. La novela se convierte en un collage que, a ratos, recuerda a La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes.
Esta es la segunda novela que Vanessa Núñez Handal publica, con el sello F&G EDITORES, y que la coloca ya en un buen lugar dentro de las letras salvadoreñas, y , claro, centroamericanas.
Usted puede leer las primeras páginas de esta novela siguiendo este enlace:
http://www.fygeditores.com/imagenes/Diosteniamiedo/Diosteniamiedo(1)(2).pdf
Enhorabuena, pues, por Vanessa y su increible novela, y también, por la literatura salvadoreña, que consigue, con ella, a una escritora que también hace historia.